domingo, 24 de marzo de 2013

Las semanas detrás de quince minutos

En la pasarela todo es muy fugaz, quince minutos (o menos) donde las miradas están atentas a los detalles, a los colores y a la puesta en escena. Lo que poca gente se imagina es el proceso de creación de todo ese imaginario.

Este verano tuve el honor de trabajar junto a Emilse Benítez (profesora convertida en amiga) y ayudarla, junto a un grupo de alumnos-amigos y colegas, a hacer realidad su colección "Quitar la carne". Todo comenzó los primeros días de enero, al llegar a su estudio sólo unas prendas colgaban de las perchas y algunos accesorios descansaban en las mesas. Había mucho por hacer en poco tiempo, pero las ganas de trabajar superaban todo. Desde el primer día como una máquina bien aceitada nos pusimos en marcha. Cortar telas y cueros, poner tachas, recibir llamados y abrir puertas, la función era ayudar.


Ph: Juan Cruz Prats


Al principio éramos pocos, dos o tres personas, con el pasar de las semanas más gente se fue sumando al equipo. Dentro de un caos controlado la colección se fue haciendo realidad y las prendas fueron apareciendo casi por arte de magia. Con el reloj corriendo y la necesidad de llegar para presentar la colección en la Semana de la Moda de Las Vegas, el trabajo se hizo más intenso. Parecía imposible lograrlo, pero lo hicimos. Emilse partió a Estados Unidos, dándonos una semana de descanso. Todavía quedaban cosas que hacer para la presentación en el BAFWeek, la semana sin trabajo fue una semana de nervios y de ganas de ir hacer cosas. El día que llegó la diseñadora ya nos encontrábamos en el estudio, dispuestos a seguir nuestra labor. Faltaba una semana para la desvelar "Quitar la carne".



Ph: Silvia Barreto.

Sin duda, esa semana fue una de las más intensas: trabajar sin parar, horas y horas. Poner tachas, sacarlas, cortar, pegar y martillar. El viernes 1 de marzo había llegado, no lo podíamos creer. Llegando al atelier de Emilse quedaban terminar algunos detalles, se nos presentaron algunos contratiempos pero todo fue solucionado. Al llegar a La Rural y luego de colgar las prendas en la carpa correspondiente pudimos descansar y divertirnos.  La felicidad  y ansiedad  reinaron todo el día. Alrededor de las 6 de la tarde sabíamos que teníamos que estar preparados para comenzar a vestir a los modelos. Era la primer experiencia  de todos en un backstage, un verdadero desafío. Faltaban algunos minutos para el comienzo del show, nos ajustar algunos detalles y todo comenzaría.


Ph: Edgardo Delfino

Salió la primer modelo y ya nos encontrábamos dispuestos en fila para cambiarlas. Fueron segundos de pura adrenalina y trabajo en equipo. Mientras uno esperaba a que llegara su modelo para cambiar, ayudábamos a otro compañero a ajustar hebillas y levantar cierres. Unos segundos después estaban todos cambiados. Lo habíamos logrado. Ahora sólo quedaba esperar a salir a la pasarela con Emilse. De pronto nos encontrábamos recibidos por una sala de cálidos aplausos. La felicidad y orgullo por lo que habíamos logrado nos invadía. Al volver al backstage festejamos como un carnaval: más aplausos, saltos y un gran abrazo, donde todos los del equipo pudimos transmitirnos una alegría indescriptible.


Ph: Edgardo Delfino

La experiencia de trabajar junto a Emilse Benítez no sólo fue profesional sino también personal. El grupo de ayudantes o "duendes", el título que nos dio la diseñadora, sigue firme hoy en día. La amistad creada a partir de una química de trabajo perfecta está intacta. La máquina bien aceitada está esperando a volver a trabajar.


Ph: Edgardo Delfino

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